Trastorno del espectro autista: un verdadero desafío.
No existe una prueba específica que lo determine ni tampoco un tratamiento para mejorar los síntomas sufridos por quien lo padece.
Incluido en 1980 en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales como un trastorno del desarrollo, hoy es centro de debate en el mundo entero.
La ampliación del diagnóstico ha tenido sus consecuencias. Ahora se identifican diversos grados del padecimiento dependiendo de la capacidad de conexión con el entorno.
Se considera padecimiento de autismo leve para aquellas personas a las que les “incomodan” algunas situaciones, pero logran funcionar, incluso con éxito, en la sociedad.

Y autismo profundo cuando la persona muestra mayor desconexión con su entorno, al punto de experimentar consecuencias discapacitantes.
Los investigadores reconocen a todos estos padecimientos dentro del espectro autista: autismo clásico, síndrome de Asperger, trastorno desintegrativo infantil y trastorno generalizado del desarrollo no especificado.

El autismo se diagnostica en niños y adultos. Personajes como Elon Musk han sido reconocidos con cierto nivel de autismo, específicamente Asperger. En los Estados Unidos, las organizaciones civiles de familias con integrantes diagnosticados con autismo profundo ven en esta ampliación del diagnóstico un problema.
Para ellos, el autismo se ha diluido tanto que ya no se sabe exactamente quién lo padece y qué es. Llegando al punto de afectar el financiamiento de investigaciones, tanto para su resolución como para su tratamiento.
Todo este clima lo enciende el Secretario de Salud de los EEUU, Robert F. Kennedy Jr., quien achaca la causa de esta enfermedad al uso de vacunas y al consumo de Tylenol, tesis rechazada por el mundo académico.
Al funcionario también le preocupa el costo para la sociedad de cada persona con este trastorno, afirmando que: “Son niños que nunca pagarán impuestos, nunca tendrán un trabajo, nunca jugarán al béisbol, nunca escribirán un poema, nunca tendrán una cita”.

En los Estados Unidos se dice que 1 de cada 35 niños son diagnosticados con autismo y en Venezuela, datos revelados en el portal REDAC (Red de Activistas Ciudadanos por los Derechos Humanos) sugieren que 1 de cada 45 niños presentan este espectro.
Lo cierto es que no poseemos formación para llevar adelante la vida cuando tenemos un hijo con trastorno del espectro autista y el sistema educativo no está preparado para recibirlos. El diagnóstico es multidisciplinario e incluye a terapistas de aprendizaje y lenguaje, neurólogos, psiquiatras y pediatras.

En Venezuela se ha legislado sobre este tema y existe la denominada ley (marco) de Atención Integral a Personas con Espectro Autista, la cual “promueve que se generen las condiciones necesarias para el acceso, participación, permanencia y progreso de niños, niñas, jóvenes y adultos autistas a lo largo de sus trayectorias educativas, tanto en establecimientos de dependencia pública como privada”.
Queda por hacer realidad lo establecido en la ley y desarrollar el alcance y especificaciones de atención y, lo más importante, su apropiación por la sociedad.

