Pensamiento

La libertad relativa de Juan Teixeira.

¿Puede ser relativa la libertad? Parece que sí.

El paso del tiempo, además de historia, genera un cúmulo de valores subjetivos con los que las personas (y grupos sociales) tienden a describir la realidad. 

Algunos investigadores llaman a este cúmulo de valores mentalidades y las definen como “el estudio de las actitudes mentales, visiones colectivas del mundo, sentimientos, creencias y la forma en que las sociedades pensaban e interactuaban con su entorno en un tiempo y espacio determinado”.

La libertad es ese derecho fundamental que se define como la capacidad de tomar decisiones por voluntad propia, sin coacción y de forma responsable.

La libertad tiene, al menos en Venezuela, espacios de representación e identificación antagónicos, o por lo menos diferencias sustanciales, sobre todo entre distintos grupos generacionales y de pensamiento político.

Juan Teixeira es un venezolano exitoso para la juventud contemporánea. Acaba de graduarse de médico en la Universidad Central de Venezuela. Posee una cuenta con más de 200 mil seguidores. Es conferencista y su talento lo ha llevado por varias ciudades del país e incluso al extranjero.

Recientemente, en su cuenta de Instagram se despide de Venezuela con un “hasta pronto”. Promete volver, con más estudios y conocimiento. Justifica su partida por razones familiares, de estudio y oportunidades. Agradece a la universidad y al país por todo lo aprendido y vivido hasta ahora.

Termina diciendo que a Venezuela le han “hecho mucho daño unos pocos” (a los que no define) y que su sueño es regresar a dar clases en la UCV en la Venezuela libre que todos soñamos.

Y es allí donde entra la subjetividad o relatividad de la libertad, porque el joven, evidentemente, y como él mismo lo indica, “tomó una decisión muy difícil”, pero la toma por voluntad propia, sin coerciones, es decir, no es un exilio ni una decisión forzada, sino más bien se basa en las razones que explica.

Aparentemente, atendiendo el concepto, gracias a la libertad tuvo la oportunidad de realizar su sueño de estudiar medicina, de viajar por el país y hasta a otras naciones para llevar su mensaje.

Y también, es allí donde se resume este derecho; en ese espacio de tiempo a solas en el que el individuo sopesa sus oportunidades y decide “en libertad” qué hacer.

Estoy seguro de que en el contexto político que vivimos sabremos contextualizar el contenido del mensaje, el cual también se entiende como una forma de manifestar su libertad de pensamiento, dejando clara su tendencia política.

Cada vez que un valor como la libertad se somete a la relatividad de lo subjetivo, pierde fuerza y peso en la sociedad.

A días de la manifestación del joven Teixeira (a quien le deseamos la mejor de las suertes), se realizó en Chacao un evento anual patrocinado por la alcaldía de ese municipio denominado “Nocturneando”.

Este año fue disfrutado por más de 50 mil personas, según las estimaciones oficiales. Es una actividad al aire libre en las calles del casco histórico de Chacao. Se armaron 12 tarimas para presentar a más de 200 artistas que ofrecieron sus espectáculos desde la noche del sábado hasta la madrugada del domingo.

«Nocturneando» en Chacao, Caracas.

El que quiso ir y pudo seguramente estuvo allí. El que no, se fue a la playa, a otro evento, a una plaza, a un festejo con amigos o simplemente se quedó en su casa tipo “tranqui”, que dicen ahora.

Hoy la libertad, a fuerza de un uso indiscriminado, ha quedado como un concepto muy relativo en cuanto al valor que cada grupo generacional o de pensamiento político le asigna.

Hemos leído testimonios de muertes de adolescentes que, en su manifiesto de suicidio, indican haber tomado la decisión porque sus padres, el colegio o cualquier figura de autoridad no les daban “libertad” para interactuar con su teléfono.

Habría que preguntar: ¿de cuál libertad me hablas, muchacho?

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