¿Será Catar el “amigo en común” entre Caracas y Washington?
Las buenas relaciones entre el reino de Catar y la República Bolivariana de Venezuela no son un secreto para nadie. Apenas hace un mes, en agosto de este año, el embajador del estado de Catar acreditado en Caracas, Rashid Mohsen Fetais, y el canciller venezolano Yvan Gil sostuvieron una reunión para revisar y ratificar acuerdos.
La llamada de Netanyahu al rey qatarí (supuestamente hecha bajo las instrucciones de Trump) para disculparse por el bombardeo a Doha da un amplio campo para la especulación respecto al interés que ve Norteamérica en las relaciones con este país del oriente medio. (Recordemos que Catar acaba de “regalarle” un avión a Trump).
A esto se suma que una de las líneas de la política internacional catarí es la mediación en conflictos extremos. Bajo esta premisa han sido partícipes en mediaciones entre Israel y Hamas. El propio Estados Unidos y los talibanes. El Líbano, Yemen, entre otros.
Aunque Catar se retiró de la OPEP en 1919, 10 años antes el entonces presidente Hugo Chávez había reforzado las relaciones con este aliado del Golfo Pérsico.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Qatar, Majed Al-Ansari, en conversación con Noticias Caracol (Colombia), confirmó, sin dar mayores detalles, que su país mantiene abierto un canal de comunicación entre Caracas y Washington, “utilizado en varias ocasiones para traer y discutir ideas que puedan desescalar la creciente tensión».
El apoyo de Catar no es nuevo; en 2023, bajo su influencia, se logró el canje de prisioneros entre EEUU y Venezuela, en el que recobró su libertad Alex Saab. Y, en 2024, el alivio temporal de sanciones dio oxígeno a la economía venezolana.
Intereses hay. La familia real catarí posee hoy más propiedades en el Reino Unido que la realeza inglesa y es reconocida su injerencia económica en toda Europa. Aunque su participación en el mercado petrolero no es significativa, su producción gasífera sí es relevante.
La nueva generación catarí que administra el ingreso proveniente de los hidrocarburos ha diversificado la economía, invirtiendo elevadas sumas en propiedades de lujo (centros financieros y de negocios), turismo e investigación en tecnología digital.
Algunos analistas ven al gobierno catarí como el “amigo en común” con posibilidades de mediar entre Washington y Caracas, cuyas relaciones no han contado, hasta ahora, con voceros adecuados para un entendimiento.