¿Qué será peor?: ignorar a Carol G o no conocer la historia de Elsa Schiaparelli.
Recientemente se generó una polémica viral por el desplante hecho por la revista de moda Dazed al ignorar la presencia de “La Bichota” entre los invitados. Aunque cuentas de Facebook como Ten Top musical, con casi 1 millón de seguidores, afirman que el “atrevimiento” fue generalizado en todas las editoriales de moda.
Artistas salieron en su defensa y miles de portales latinos llenaron la web de elogios para la artista. Pero, más allá del efecto “viral” del asunto, nadie menciona ni la importancia del evento en el que se encontraba la cantante colombiana, ni el significado del mismo para la industria de la moda y para la historia del empoderamiento femenino que se construye en este siglo.

La casa de alta costura Elsa Schiaparelli.
El desfile de Elsa Schiaparelli, forma parte de la semana de la moda de París, uno de los eventos anuales más importantes para la industria. Estas producciones son espectáculos artísticos, donde los creadores de Alta Costura, ofrecen conceptos culturales tan elevados que llegan al punto de ser considerados obras de arte.
La magia consiste en interpretar emociones socialmente compartidas y expresarlas en trajes para ser lucidos por cuerpos humanos. La creatividad se muestra en el uso de materiales y se conjuga con el estilo de quien viste la pieza. En conjunto, hacen un espectáculo de tanta fuerza que ha soportado, crisis, guerras mundiales y pandemias en 165 años de historia.
Nacida en Italia, (Roma, 1890) Elsa Schiaparell, supo interpretar los signos dramáticos del mundo que le tocó vivir. Su biografía traduce su inquietud perenne por el cambio y la creación. Un instinto trasformador y transgresor que encontró en el surrealismo y el dadaísmo el margen perfecto para expresarse.

¿Rebelde sin causa?
Su inquietud artistica las manifiesta desde joven, cuando escribe una serie de poemas (Arethusa) que, para la época, fueron considerados eróticos.
Perteneciente a la aristocracia italiana, los versos no fueron vistos con agrado por su familia, que decide enviarla a un convento, cuestión que al parecer la disgustó al punto de iniciar una huelga de hambre en protesta por su permanencia en el claustro.
A los 22 años (1912) conoce al Wilhelm de Wendt de Kerlor, estafador, teósofo y médium, con quien vive un tórrido romance. Se casan y deciden mudarse a Nueva York, donde nace su hija, quien padece de poliomelitis. Esta ciudad le ofrece un ambiente artístico ideal, pero las infidelidades de su esposo (quien la abandona por la bailarina Isadora Duncan) y las posibilidades para tratar a su hija, la hacen regresar a Europa, eligiendo a París como su destino.

Allí encuentra el núcleo creativo que la marcará para siempre. Fue amiga de la vanguardia creadora de la ciudad y escoge, la moda, como forma de expresión. Juan Cocteau y Salvador Dalí se cuentan entre sus amigos, con ellos desarrolla una corriente disruptiva que se compagina con el movimiento literario, musical, visual y pictórico de la época.
En 1927 abre su primera tienda en París y comienza a expresarse con líneas, texturas y colores poco convencionales. Introduce en el mundo de la moda la “falda pantalón”, y logra universalizar el modelo al vestir a la tenista española Lili Álvarez, para el Roland Garros de París. Todo un escándalo para los críticos conservadores.
Pero fue esta diseñadora quien legó al repertorio femenino los “monos” elegantes o vestidos enterizos para las mujeres. Pantalones con camisas incorporadas, que las hacían lucir más fuertes e independientes sin dejar de lado su femineidad.

Elsa Schiaparell experimenta con materiales sintéticos introduciendo el rayón, el látex, terciopelos transparentes e impermeables y la utilización textil de láminas de celofán. Fue, además de creadora de Alta Costura, vestuarista de teatro y cine, llegando a vestir a las actrices más cotizadas del momento.
Dior y Channel comenzaban a construir su historia, pero, mientras éstas casas creaban dentro de una vanguardia permitida, Elsa Schiaparelli, traspasaba todas las fronteras y ofrecía sombreros en forma de zapato o estampados con langostas, tan criticados como icónicos, reformulando los códigos de la moda al punto que, muchos historiadores coinciden en que los desfiles, tal cual se conocen, se los debemos a esta creadora.




Elsa Schiaperellli, mantuvo como constante, una defensa a ultranza de los valores de libertad individual y social de principios del siglo XX, en especial, todos los que tenían que ver con la vida de la mujer. Derechos políticos, sociales, individuales y de género fueron tema de sus creaciones y propuestas y, manteniéndose fiel al momento histórico, su vida la dedicó a actuar en consecuencia.
En 1954, la artista cierra oficialmente su taller de moda, cansada de luchar contracorriente. La casa de calzados Tod´s, compra los derechos de la marca y en 2012, coincidiendo con la muestra organizada por el MET de Nueva York, Schiaparelli and Prada: Impossible Conversations, lanza una nueva colección, rescatando su nombre para las nuevas generaciones.
Datos al margen:
Elsa Schiaparelli muere en 1973.
Alta Costura: es una distinción que otorga el Fédération de la Haute Couture et de la Mode bajo los siguientes criterios:
- Poseer un taller en París.
- 20 empleados mínimo.
- Creación de piezas a la medida.
- Dos colecciones anuales de Alta Costura con al menos 50 diseños originales.
El rosa shocking, se denomina a un color “lanzado” por Elsa Schiaprelli, para un matiz del fuccia. Lo introdujo en la moda y lo inmortalizó Marilyn Monroe, al ser el color de su vestido en “Los Caballeros las Prefieren Rubias.”

Volviendo al tema de Carol G, creemos que realmente no estaba mal vestida (su traje era de la misma casa Schiaparelli), lo que sí se vio fue como incómoda, como fuera de lugar. Es que una cosa es tener «sex appeal» y otra es el “glamour” y ambas son un don que brilla dependiendo del contexto.



