¿Eres adulto a los 20 años? O es que ahora, ser adulto, es otra cosa.
La adultez emergente es un concepto sicológico acuñado en el año 2000 por el Dr. Jeffrey Jensen Arnett, de la Universidad de Clark, para referirse a la diferencia conductual entre los jóvenes veinteañeros de mediados del siglo XX y sus similares contemporáneos.
En los años cincuenta del siglo pasado, muy pocos jóvenes continuaban la educación una vez terminada la secundaria. Lo que hacía que buena parte de ellos, a los 25 años, ya tuvieran una vida laboral estable, hubieran constituido un hogar y relaciones mucho más profundas y claras con sus padres, tanto en lo intelectual, personal y religioso.

Aquellas personas que por el esfuerzo o sacrificio de su familia o por su potencial económico podían realizar estudios universitarios, generalmente, esa misma experiencia, les forjaba una visión de futuro y propósito mucho más claro en la vida, incluso, la mayoría tenía pareja y solo esperaban el fin de los estudios, para formalizar una familia.
Arnett comprobó que los jóvenes de 20 años de inicio de siglo estaban lejos de cumplir ese trayecto, y, muy al contrario, cada vez se alejaban más del concepto generalizado de adultez caracterizado por:
- Aceptar responsabilidades por sí mismo.
- Tomar decisiones independientes.
- Ser independiente financieramente.
Hoy los jóvenes, al terminar la educación media, se debaten entre proseguir estudios universitarios o ingresar al mundo laboral buscando la independencia económica que les dé un piso sólido para la emancipación definitiva de sus padres.

Rosana Guerrero, en un artículo de investigación (URU, Maracaibo, Venezuela) establece 4 categorías para definir la adultez en los jóvenes zulianos:
- El concepto de adultez
- Los factores protectores
- La autopercepción como adulto
- Los factores de riesgo.
Ponderando cada una de estas categorías, podríamos comprender mejor el concepto de adultez manejado en la actualidad.
Muchos de los padres de jóvenes que hoy transitan los 20 años, son nativos digitales. La crianza y valores recibidos se oponen drásticamente a los recibidos por la generación anterior. El concepto de adultez es otro y el significado de la familia y el matrimonio es un asunto completamente distinto y resignificado por la mediación virtual.
Sin elementos probatorios a mano, se puede especular que, para un veinteañero (y algunos treintañeros), la independencia económica es el anhelo más importante de todos. Por encima de una pareja, un hogar, o, incluso, el bienestar de la familia.
Si ser adulto implica convertirse en padre o madre, y responsabilizarse de una pareja y un hogar, pocos están dispuestos a aceptar el reto.

Muchos jóvenes cercanos a los 30 años aún conviven con sus padres, aunque, económicamente, son independientes. Colaboran con sus gastos de manutención, pero el compromiso no llega más allá.
El prototipo de adulto, en el caso de un joven, como hombre proveedor y de una joven como madre protectora, no se asimila al perfil o autoconcepto de los jóvenes de hoy.
En ellos priva el éxito derivado del monto económico que suma al final de cada mes, el cual le debe aportar la mayor cantidad de libertad, expresada en placeres, mientras más estructurados mejor, es decir: asistencia a grandes eventos, comidas en sitios viralizados, viajes y hospedajes en lugares de estética cuidada con esmero. La estética de lujo es mejor ponderada que las interrelaciones y los placeres íntimos como la comida, bebida, música o una buena conversación.

El futuro se ha convertido en otro elemento incierto cuando el “presente” y la gratificación inmediata son tomados como factores principales en la toma de decisiones. El panorama económico y político de incertidumbre y volatilidad que vive el mundo hace que el lema “vive el hoy” tenga un alto valor en detrimento de metas y logros a largo plazo.

Durante el siglo XX, un valor universalmente compartido, al menos en el mundo Occidental, era la familia. Ese grupo, unido por lazos de parentesco, creaba un vínculo indisoluble, fraternal, que apoyaba al individuo en su búsqueda personal de lugar o sitio para desarrollarse.
La nueva sociedad que se plantea en redes sociales y que ha permeado a la familia, sostiene la individualidad como factor primordial para el ejercicio de la libertad. Los padres han formado a las nuevas generaciones alejadas de ese vínculo (el familiar), lo que les permite decidir dejando atrás, familia, padres, hermanos y, a veces, hasta hijos.
Ejemplo de ello es la serie Adults, cuyo argumento gira en torno a las dificultades de 5 veinteañeros para transitar a la adultez en la ciudad de Nueva York, y como, sus parámetros resultan absolutamente absurdos en un mundo que, al parecer, aún no está preparado para ellos.

¿Qué significa ser adulto?
La palabra adulto está mal vista. Parece de mala suerte o altisonante. Cuando los jóvenes se refieren a otros de menor edad los llaman: niños. Y cuando son de mayor edad los llaman mayores o viejos. O somos niños, mayores o viejos, pero adultos nunca.
En una sociedad que privilegia la estética, lo lúdico y hedónico, el compromiso asociado a la adultez parece que no tiene cabida.
Los jóvenes son muy propensos a vincularse a ideas altruistas para identificar su existencia con valores trascendentales: la protección del medio ambiente, el mundo eco, las energías renovables, el respeto animal. Sin embargo, les cuesta más opinar respecto al desarrollo de guerras, la existencia de hambrunas o acciones de corte genocidas.

La supersaturación informativa de las redes sociales, comienza a generar espacios de dudas en sus esquemas de tomas de decisiones de las nuevas generaciones, dando lugar a la inhibición y a demostrar cierta incapacidad para el conocimiento o interés profundo de temas sociales.
La velocidad de la inteligencia para investigar no es suficiente para crear certezas en tiempo real. Hoy apenas se estudia el efecto del uso y presencia de las redes sociales en los nativos digitales, cuando la siguiente generación experimenta cambios mucho más complejos, con efectos sociales y neurológicos que cambiarán radicalmente nuestras percepciones sobre la trama social, el propósito individual, el rol de lo colectivo y los afectos. No muchos quieren ser adultos y los que los son, lo expresan de formas muy distintas a lo conocido.

