El nuevo sentido de la vida digital.
Los nacidos a partir del año 2010 construyen una visión de la humanidad, muy distinta a la de sus padres e, incluso, a la de generaciones previas de hermanos, familiares o amigos. Para ellos la vida tiene otro sentido. Los “nativos digitales” son aquellos para los que el mundo digital es natural y omnipresente, por lo que no representa un desafío sino una oportunidad de crecimiento personal y colectivo.
El carácter lineal del pensamiento de las generaciones nacidas a mediados del siglo XX ha cedido ante la necesidad de fragmentación y adaptación del pensamiento que impone el nuevo modelo social mediado por la tecnología digital.

La búsqueda de realización personal en los integrantes de estas generaciones está alejada del modelo de formación tradicional, del trabajo (salario) como fuente de independencia económica y de la familia, como meta superior del auto concepto de madurez y crecimiento.
Los integrantes de las generaciones Alfa y Z no reconocen en el estudio formal, inclusive el universitario, formas de realización que les motiven al esfuerzo de dedicar, al menos, 3 años de su vida, en aprender una herramienta que facilite el proceso de emancipación de sus padres.
Este grupo ve oportunidades en el desarrollo de habilidades, vía autoaprendizaje, que le permitan adaptarse más rápido a las exigencias dominantes del mundo digital; 3 o 5 años de estudio parecen mucho tiempo para comenzar a generar dinero cuando pueden hacerlo de forma casi inmediata.

Hay que tomar en cuenta que el sistema educativo formal está rezagado en cuanto a la oferta de oportunidades de aprendizaje y de técnicas efectivas de docencia. Contenido y formulación curricular y técnicas pedagógicas adaptadas a generaciones previas como los Millennials o X no le dicen nada a las nuevas generaciones.
Un trabajo, es decir, un salario, es una condición temporal para los integrantes de la generación Alfa y Z. Lo ideal, para ellos, es emprender, a través de herramientas digitales, con productos y servicios de beneficio colectivo, orientados al consumo y visualización (reconocimiento) de grupos o tribus, perfectamente identificadas.
Fundamental para quienes hoy tienen al menos 15 años y hasta los 25 años, es adaptarse a las condiciones del entorno, reconociendo oportunidades y transformando su visión en actividades susceptibles de ser monetizadas. Desde los brókers inmobiliarios o financieros, hasta las comunidades virtuales, prestadores de servicio o influencers. Todo mediado por la conectividad y la influencia social mediada digitalmente.
El concepto de familia para los integrantes de la generación alfa y z es difuso. La base de su reconocimiento como parte de una sociedad es la individualidad. El hedonismo es marcado, y la visión de realización viene acompañada del disfrute de actividades recreativas y de esparcimiento, con alto valor estético. El reto de construir una familia. De hacerse responsable de su descendencia y sacrificar parte de sus ingresos en esta meta, parece abrumar a sus integrantes.

Pero el mayor reto que enfrentan los centennials y los gen Alfa es con su interior. Ellos son sujetos estructurales de un proceso evolutivo muy impactante para la especie humana; la digitalización que vivimos es exponencialmente superior al cambio sufrido en la época industrial con la incorporación de la automatización. Eso fue un asunto de niños. La automatización nos cambió la forma de “hacer” las cosas. La digitalización implica un cambio en la forma de “pensar” las cosas.
Para salir adelante los jóvenes deben prestar atención a las funciones ejecutivas de las habilidades cognitivas: planificar, organizar, regular la conducta y tomar decisiones, que, según Lidia Zylowska, psiquiatra de la Facultad de Medicina de la Universidad de Minnesota, son tareas indispensables para ser “adulto”.

Quizás, por esta razón, vemos, en los jóvenes, mucha indiferencia hacia la adultez y, observamos también, nuevas formas de construir relaciones básicas como el amor y la amistad. Nuevas acepciones de la sexualidad y la intimidad. Es una manera distinta de vivir.
Pero, los neurólogos encuentran problemas cognitivos importantes que juegan en contra de los integrantes de la generación Alfa y Z: una relativa incapacidad para la toma de decisiones expresada en problemas con el cumplimiento de metas y de organización del tiempo (sobre todo si son a largo plazo).
La inmediatez, fragmentación del pensamiento y la hiperconexión a dispositivos móviles, impactan directamente en la capacidad de concentración, alterando la gestión de tiempo, organización, planificación y la toma de decisiones, asuntos que, por necesidad, deben ser resueltos, bien por la vía del modelaje actitudinal o por la evolución de la capacidad perceptiva y neurológica de nuestra mente.
Las vanguardias intelectuales del siglo xx propusieron nuevas formas de apreciar y hacer las cosas sin variar el escenario. Las generaciones digitales construyen un nuevo escenario subjetivo y objetivo. Material y virtual, sobre el que desarrollan nuevas formas de relaciones humanas, interpersonales y colectivas.
Una verdadera prueba evolutiva para la capacidad de respuesta del cerebro, tal cual y como lo conocemos hoy.