Más humano

¿La IA es un fraude o construye una nueva verdad?

El debate estará abierto por los próximos años. Sobre todo, por el uso de la inteligencia artificial (IA) generativa, esa que permite recrear imágenes y videos que suplantan la realidad.

Estudios incipientes sobre el tema indican que descubrir que fuimos engañados por una imagen generada por IA causa el mismo desencanto que cuando descubrimos que fuimos engañados por la desinformación.

El debate crece por el anuncio de la productora Netflix que señala haber terminado con éxito la primera escena completa generada por inteligencia artificial a partir de un texto (pront), la cual formará parte de la serie El Eternauta.

Un buen “pront” te puede hacer arquitecto, editor de efectos especiales, cineasta y un sinfín de cosas que el miedo nos permite imaginar.

Voceros de Netflix aseguran que el uso de la IA permitió terminar la escena 10 veces más rápido que si hubieran utilizado modelos tradicionales de efectos de postproducción.

En la actualidad, un equipo de artistas elabora pieza a pieza, con la ayuda de computadoras, las secuencias de imágenes más fabulosas que nuestra mente pueda imaginar. En el futuro, se realizará una “conversación” con la máquina respecto a lo que se desea y ésta convertirá lo expresado en imágenes, reduciendo talento humano y tiempo de trabajo.

Esto, según lo planteado, nos dará la posibilidad de que un escritor, formado para “hablar” con el algoritmo, le indique exactamente qué desea ver, y este recreará la imagen evitando el costoso proceso de preproducción, producción, contratación de talentos, logística, rodaje, edición, postproducción, montaje, distribución y la esperada monetización. Esta última, obviamente, no desaparece de la cadena.

Esto hace suponer que el producto del trabajo de producción audiovisual, tal como lo conocemos hoy, pasará a formar parte de una nueva categoría de lo real asociado al valor e impacto en nuestros esquemas emocionales y de conocimiento.

Siendo así la realidad la podríamos ordenar de mayor a menor impacto de la siguiente manera: una imagen real, una imagen generada por efectos especiales y una imagen generada por IA.

El desencanto crece cada día.

El desencanto es un concepto acuñado por los filósofos postmodernos para categorizar la sensación “desencantada” de la sociedad respecto al futuro. Mientras que, a mediados del siglo pasado, el futuro se visionaba como una era cargada de igualdad y avances tecnológicos que solamente podían favorecer a la humanidad, se encontró, al final del siglo XX, con todo lo contrario. Quizás se crearon muchas expectativas, pero, en definitiva, el mundo se desencantó del porvenir.

Hemos perdido la ingenuidad hacia la información recibida de los medios digitales.

Hoy, la inteligencia artificial, es decir, la pasmosa posibilidad de que un ordenador haga funciones que hasta ahora estaban dedicadas al cerebro humano, nos deja con más miedo que desencanto y hay dos caminos para canalizar este miedo.

Camino al miedo 1: voy a perder mi trabajo.

Es el mismo miedo que sintieron los carpinteros con la llegada de los tornos, sierras y otras máquinas que industrializaron la producción de mobiliarios en madera. En el ejemplo anterior, los artistas dedicados a la realización de efectos especiales con herramientas de postproducción ven cercano el fin de sus días en la industria. Así como lo ven los redactores o copywriters, los diseñadores en general y muchos otros oficios cuya especialización será tomada por los algoritmos.

Se denomina FOBO a la fobia que se siente por el temor de quedar desplazados por la tecnología o no avanzar a su mismo ritmo.

Hoy se aprende a “conversar” con la máquina. Un buen “pront” te puede hacer arquitecto, editor de efectos especiales, cineasta y un sinfín de cosas que el miedo nos permite imaginar.

Camino al miedo 2: ¿qué es ahora la verdad?

La verdad pasa a otra categoría muy parecida a la fe. La religión resuelve el problema de la “verdad” apelando a ella (a la fe).  El conocimiento científico, centrado en hechos comprobables, dictamina sobre la certeza de un asunto determinado en la posibilidad de comprobar su existencia.

Esta imagen es de un super servidor de IA ¿Será cierta?

Estamos en un punto en el que la confusión priva porque cada día somos menos capaces de reconocer una imagen real (de algo existente) de una creada por algoritmos y, a su vez, nuestros ojos están expuestos diariamente a imágenes de lo que aparentemente sucede en el mundo cercano o lejano a nosotros. Pero ¿es eso importante? Parece que no; lo realmente importante es la posibilidad de asignar valor de creíble a lo que estamos viendo y, a partir de allí, darle sentido a las cosas.

Pero el dilema es si las imágenes (fijas o audiovisuales) generadas por IA ¿son verdaderas o son una ilusión?, y entonces ¿cómo debemos interpretarlas? Parece que la verdad pasa a ser un valor que dependerá de nuestro juicio y no de los hechos haciendo que cada vez sea mas difícil una verdad generalizada que nos agrupe en términos de convivencia.

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