¿Trump y Putin se repartirán el mundo?
La memoria histórica nos pone frente a la famosa foto de Stalin, Roosevelt y Churchill en 1945, año final de la 2da guerra mundial, en el que, se acordó el plan final para la guerra y el pacto de réditos para los vencedores. Allí se repartieron, literalmente, el mundo, configurando la noción de geopolítica y de dominación que hasta hoy creíamos conocer.
La caída del muro de Berlín es el símbolo con el que se recuerda un momento trascendental para la historia contemporánea. En 1989, se concretó el quiebre del modelo soviético de desarrollo, lo que permitió la reunificación de las Alemanias y, más tarde, en 1991 la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), dando inicio al nuevo modelo de orden político que hoy, podría estar aflorando.

Ucrania formaba parte de la URSS y el debilitamiento político y militar soviético permitió su declaración de independencia en 1991. Desde entonces, el país se divide entre, una parte la población que se considera heredera y afín a Rusia y otra que mira hacia Europa y a occidente en general.

Rusia considera a Ucrania un territorio estratégico para su defensa y desde 2013, cuando invadió la península de Crimea, ha demostrado voluntad de recuperar el territorio.
Vladimir Putin y Donald Trump, conversaron con la intención de formalizar un alto al fuego entre ambas naciones (Rusia y Ucrania), en guerra después que Rusia, al considerar inminente la entrada de Ucrania a la OTAN, decidiera invadir formalmente al país en 2022.
Trump, a nombre de los EEUU, presentó a Volodimir Zelenski, un plan para el cese al fuego, el cual, según la retórica de la Casa Blanca, debería aceptar de todas todas, como realmente se materializó. Faltaba la histórica reunión con Vladimir Putin, la otra cara del conflicto, quien, según los comunicados de ambas oficinas diplomáticas, aceptó, con condiciones.

Muchos analistas consideran esta reunión, que realmente fue una llamada telefónica, una especie de reedición del acuerdo de Yalta (que irónicamente se firmó en Rusia, en la región de Crimea) debido a las implicaciones en el orden mundial que el acuerdo pudiera alcanzar.
Posterior a esa reunión (Yalta) y la rendición alemana, los vencedores se vieron en Potsdam (Alemania) donde se dio forma definitiva al orden de post guerra y se concretó la creación de la Organización de Naciones Unidas.
Este modelo de acuerdo (Trump, Putín, Zelenski) llama la atención, en primer lugar, porque, los Estados Unidos, no funge de mero mediador. El país, si bien no forma parte “oficial” del conflicto alega, que han invertido, apoyando a Ucrania, más de 350 mil millones de dólares, los cuales le deben ser retribuidos. Es decir, se está asegurando recuperar la inversión y sus dividendos a mediano y largo plazo.

Se asegura que Ucrania deberá firmar un acuerdo que le permite a los EEUU acceder a la explotación del 50 % de las reservas petroleras y de minerales (tierras raras) que posee. Mientras que Rusia se garantiza conservar el 20 % del territorio de Ucrania (ya ocupado) incluyendo la península de Crimea y la codiciada central nuclear de Zaporiyia, la más grande Ucrania y de Europa. ¿Y Ucrania que gana?: aparentemente la paz.
Rusia ha dejado claro que durante el alto al fuego pautado no debe reamarse al ejército ucraniano, ni tampoco debe recibir el apoyo de la inteligencia norteamericana, cuestión que se supone aceptada, debido al tono de la declaración, posterior a la llamada, del alto al fuego por parte de Rusia.

Ahora bien, Europa se ha opuesto a estos acuerdos en los cuales no se les incluye. Distintas vocerías de países miembros de la OTAN y la Unión Europea, han dicho no reconocer estás reuniones ni sus resultados. Posiciones que no han sido impedimento para que las mismas se den y con avances significativos de acuerdo, lo cual es un síntoma del nuevo orden que impone la administración Trump en el mundo.
Europa ha dicho sentirse amenazado por Rusia, y que, la defensa de Ucrania en el conflicto valida sus intereses y la seguridad de sus territorios. OTAN y Unión Europea han enviado, tropas, logística, inteligencia y armamento para apoyar el ejército ucraniano, que libró una guerra, en la práctica, de corte multinacional contra Rusia.
Acordar un alto al fuego sin tomar en cuenta a Europa y despojarla de sus intereses económicos en la zona, se podría considerar como una traición flagrante de Volidimir Zelenski y de los EEUU a sus socios naturales.
¿Hay un nuevo orden en el mundo? ¿Se podría llamar orden mundial a esta guerra de intereses y de pragmatismo exacerbado de la diplomacia Trump? ¿Es la más clara evidencia del talante imperial de los EEUU y Rusia?
No todo está dicho en esta historia. Zelenski hablará y basta ver si mantiene su palabra. Europa hablará y veremos si tiene fuerza su voz. Tendremos 30 días para verificar el alto al fuego acordado entre las partes y si esto desemboca en lo que han prometido: una paz duradera para la zona. Faltaría ver quien pagó y no cobró esa paz.