El gran enchufado: Elon Musk.
Las investigaciones periodísticas y policiales señalan que una gran fortuna puede alcanzarse con el esfuerzo de un grupo económico o familiar por varias generaciones. Pero, que una sola persona, en un promedio de 30 años, pueda desarrollar y acumular una fortuna inconmensurable, se origina de dos formas: delincuencia de alto nivel: robo, fraude, secuestro, extorsión, drogas. O, negocios lícitos en alianza con gobiernos. La lógica indica que, mientras más grande sea la economía administrada por esos gobiernos, más rápido y exponencial crecerá la fortuna de la persona.
Los ejemplos sobran en todos los continentes y, al parecer, es una afirmación con pocas posibilidades de ser refutada. Cada gobierno (o período histórico) cuenta con su élite, que aprovecha para consolidar riqueza mientras dure su momento de gloria.
Recientemente el NYT publicaba una información referida al posible conflicto de intereses que tendría Elon Musk en caso de que Donald Trump ganara las elecciones y, se cristalizara la oferta de trabajo que le realizara al magnate más famoso de los últimos tiempos, para ocupar un cargo en su equipo de gobierno.
Según el diario, Musk, tendría, en 2023 más de 100 contratos distintos con 17 agencias federales, y, en la última década, estos contratos han representado montos que van desde los cientos de miles de dólares hasta cifras mil millonarias en divisa norteamericana.
Lo que se sabe y se revelan son las cifras públicas, pero líneas de investigación afirman que existen alianzas y contratos no descritos que incluyen manejo y aprovechamiento de datos generados por la plataforma X y Starlink que le sumarían más números a los conocidos que, ya de por sí, son increíbles.
Musk se ha convertido en un proveedor confiable de tecnología para el gobierno norteamericano. Space X acaba de romper un nuevo paradigma aeroespacial, al recuperar el cohete impulsor de sus productos de transporte (naves o satélites), lo cual representa un salto agigantado en ahorro de dinero, capacidad operativa y los coloca un paso al frente en la batalla por el espacio con China.
Supremacía X
Space X ha logrado un avance considerable y marca distancia en tecnología y efectividad respecto a sus competidores más cercanos.
Los problemas de Boeing han cimentado a Space X como el proveedor más confiable de tecnología aeroespacial. Las fallas en la última misión espacial de Boeing con Strlainer, que dejó en órbita a 4 astronautas y retrasó su regreso a tierra, han dado al traste con buena parte de la confianza de la legendaria empresa, y pocos días después, el hito alcanzado por Space X al controlar el regreso a tierra de su cohete impulsor y posarlo, como en las películas japonesas de los años 70, sobre la plataforma de lanzamiento, dieron un nuevo golpe a favor de la empresa de Musk y marca un antes y un después en la historia aeroespacial.
Además de eso, Space X, es la mayor contratista del departamento de defensa de los EEUU para colocar satélites en órbita y otras misiones no especificadas. No hay que olvidar que Space X es la subsidiaria de Starlink, la empresa de servicio de internet satelital de Musk, que cuenta con la mayor flota de satélites privados en la órbita terrestre.
Muchos aseguran que Starlink cumple otras funciones, además de su servicio de internet en el mundo, esas otras funciones oscuras, se asegura, producen tanto o más dinero que el resto de los negocios.
En el campo de las teorías conspirativas.
Musk es un terreno adecuado para ser abonado por las teorías conspirativas, desde aquellas que aseveran que representa la prueba inequívoca de la presencia alienígena en el planeta, hasta quienes afirman que forma parte del entramado de poder que soporta la estructura económica de dominación mundial (imperio) y que, sus compañías, no son más que la cara que lava gran cantidad de dinero, producido por fondos fiduciarios, especulativos y de dudosa procedencia del mundo entero.
44.000 millones de dólares fue el monto de la transacción que le permitió a Elon Musk controlar la red social X (antes Twitter) en un polémico negocio que sigue dando que hablar. Para la operación Musk desembolsó dos tercios del capital, mientras que un tercio fue aportado por inversores personales y corporativos.
En días reciente, un tribunal ordenó la publicación de los inversores que acompañaron a Musk en este negocio. Allí figuran personajes conocidos como el fundador de Twitter Jack Dorsey, príncipes saudíes. Importantes grupos financieros como Baron Opportunity Fund y Andreessen Horowitz y, además, estrellas en desgracia como Sean ‘Diddy’ Combs.
Aunque la orden del tribunal se desprende de un litigio anterior a la administración Musk, llama la atención que el magnate tomó la decisión de convertir a la empresa en una corporación “privada”, sacándola de la bolsa de valores y de la subasta pública de acciones. Hoy fuentes financieras aseguran que el negocio no va bien y que la empresa vale menos de la mitad de cuando se adquirió, tanto así que el Wall Street Journal define a esta operación como “la peor operación de financiamiento extraordinaria para las entidades bancarias desde la gran crisis de 2008-2009”
A estos comentarios se suman los impases recientes con los gobiernos de Venezuela, Brasil, Reino Unido, Alemania y Australia, los cuales, públicamente, cuestionaron la ética del funcionamiento de la plataforma, e incluso prohibieron, limitaron o condicionaron su funcionamiento. Los gobiernos alertaron del uso de la red social X para promover acciones violentas y manifestaciones de calle.
A este panorama se suma la insistente opinión en torno a la participación sesgada de redes sociales como X y Fb, en la política y en el clima electoral, incluso de los EEUU.
Estos elementos sustentan la tesis de que el negocio no está en el servicio, sino en la administración de los datos generados por la interacción de los usuarios en la red social o Big Data, con la cual se alimentan los complejos algoritmos de inteligencia artificial y se sustentan campañas de opinión (aunque unos afirman que son de manipulación) pública.
La otra tajada del negocio se da en la adjudicación de contratos que, a su vez, facilitan el financiamiento, (Bancario, corporativo y personal) en proyectos aeroespaciales y de defensa federal, que, al no ser públicos, poseen una protección mayor de la identidad de los socios y de la procedencia de fondos.
La Nasa, hoy en día, no es el protagonista de la escena, son sus contratistas los que figuran y operacionalizan gran parte de su actividad. Hasta los satélites de defensa son enviados al espacio y controlados por empresas privadas. Toda esta trama favorece la acumulación de riqueza en muy corto plazo. La duda está en cómo se distribuye esa riqueza y las cuotas de poder que debe favorecer.
Elon Musk: el gran enchufado.
16 mil millones de dólares en contratos con organismos federales en los últimos 10 años, la mayoría de ellos con el departamento de defensa y la Nasa, la gigantesca operación financiera para la adquisición de X, que algunos califican como un fracaso, el retroceso de Tesla y el bajo impacto de Starlink en el mercado mundial de proveedores de servicios de internet, apuntan a que el negocio está en otra parte.
La decisión más trascendente de X desde la adquisición de la plataforma, fue devolverle su cuenta a Donald Trump, sancionado por Twitter después de los sucesos que llevaron a la toma del capitolio, cuando Trump desconoció los resultados electorales.
La oferta de Trump a Musk para que forme parte de su gobierno, está centrada en el desarrollo de una oficina para impulsar la eficiencia administrativa (lucha al burocratismo) en las instancias federales. La condición de gran contratista de Musk, hace que quede en una posición de ”pagarse y darse el vuelto”.
Mientras, las preguntas origínale siguen sin responder:
¿A qué intereses representa Musk para que sea la cara visible de contratos de defensa e investigación aeroespacial del Departamento de Estado de los EEUU?
¿Cuánto hay de cierto en la tesis que sostienen que la principal palanca de negocios es el control de la data que genera (y controla) desde X y de la operación de vigilancia desde la red de satélites de Starlink?
¿Cómo logró impulsar el financiamiento global para incursionar en negocios de tal magnitud?