Hedonismo

2024 el peor año para Jeniffer López.

Lo que parecía imposible ocurrió: el 2024, momento de la conmemoración de los 25 años de su fama mundial, se perfila como el peor para la artista norteamericana.

Nacida en el Bronx pero, para muchos, latina 100%. Esta apreciación, fue en parte su esencia ya que cimentó su fama como la inmigrante que logró imponerse a los estándares hollywoodenses y norteamericanos en general.

J-Lo es norteamericana, pero no parece. Parece latina, pero es nacida en el Bronx y habla perfecto inglés. No es negra, pero se ha integrado como una más a esa raza. Tampoco es blanca, pero es aceptada y querida, e incluso venerada, por amplios sectores caucásicos. Así era la vida de J.Lo hasta comienzos de la 3ra década del siglo XXI.

La larga telenovela de J-Lo arranca hace al menos 30 años. En 1991, cuando es seleccionada como bailarina del programa de variedades televisivo, In Living Colour, desde entonces las cámaras se fijaron en ella y, a su vez, supo construir una imagen que le permitiera sobrepasar el ideal femenino de la industria. Eso, le supuso aspirar a trabajos y remuneraciones de mucha más calidad.

Todo su entorno fue exitoso durante 30 años, su físico, eminentemente latino, rompió la delgadez de la estética anglosajona, y convirtió las curvas y el trasero, en un valor imponderable para la mujer, incluso, las “blancas”, llegaron a envidiar sus posaderas, las cuales se rumora aseguró por 1 millón de dólares.

Este año, las cosas no arrancaron bien para la diva. Después de 5 años de ausencia en los escenarios anunció una gira por todos los EEUU, incluso se habló de una “residencia” (artista con presentaciones fijas en las Vegas) en un conocido Hotel de espectáculos. Todo fue suspendido.

J-Lo financió un audiovisual autobiográfico; This Is Me… Now (un disco, una película musical y un documental) en la que relataba su búsqueda del amor verdadero. Las críticas negativas fueron suficientemente numerosas como para decretar el fracaso de la apuesta. Este criterio pesa, cuando de él dependían, una nueva producción discográfica y un documental del backstage de los conciertos. Todo eso se vino abajo.

Desde 2022 se unió al proyecto de la película de ciencia ficción Atlas, de la cual es protagonista. El film se estrenó en Netflix en mayo de 2024, dejando pocos rastros de su existencia y muchas críticas negativas.

En ese momento, para cumplir con el dogma que indica que “todos hacen leña del árbol caído”, sobrevino la denuncia de una de sus coristas en la que revela que J-Lo apenas canta en sus conciertos. Que todo el trabajo vocal se hace desde los coros. Dejando en entredicho la calidad de su voz y toda su discografía.

Es que el arribo a los 25 años de fama mundial, también trajo consigo el vencimiento de muchos contratos de confidencialidad que deben firmar los músicos cuando trabajan con estrellas. De allí que algunos firmantes sean tentados por la fama efímera o por la venta de información privilegiada.  Natasha Ramos no fue la única que se atrevió. Muchos otros han develado situaciones que derrumban la imagen de J-Lo y le dan respaldo a la paradoja de porqué alguien con 254 millones de seguidores en redes sociales, no logra vender sus conciertos.

Para condimentar el asunto, por primera vez en su vida, una separación la hace ver como la gran perdedora, tanto en lo sentimental como en su imagen, la decisión la afectó negativamente.

El divorció cambió el concepto colectivo de la buena de J-Lo por el de mujer irritable, al extremo de insoportable y narcisista diva. Ahora quedó expuesta al público su peor cara que expresa un alto grado de inestabilidad emocional, lejano a la sensación de empoderamiento y seguridad que emanaba en cada una de sus apariciones.

Tal fue el golpe que, como lo había anunciado, ella misma se dirigió al tribunal para solicitar en persona la disolución del vínculo con Ben Affleck y, así, dejar una vez por todas atrás este episodio y, nos imaginamos, recuperar el control de su imagen.

Las redes sociales han sido duras, y la interacción de los fans, esta vez fue acallada por los “haters”. Incluso llegando al extremo de solicitarle que no hablara en nombre de comunidades latinas o negras, porque sencillamente no las representaba. Algo inédito para la cantante.

Justin Charity, resume así, la situación de la diva, en uno de los párrafos de su análisis, para el portal The Ringer,: “Pero J.Lo es una artista talentosa, sin lugar a dudas, incluso cuando lucha por limitar sus ambiciones en respuesta a esa molesta e inevitable pregunta: ¿talentosa en qué, exactamente?.

Como si fuera poca la desgracia, el destino la vuelve a reunir con Puff Daddy o Daddy Combs, de quien fuera pareja en la época más oscura del rapero-empresario.

Durante los años 1990 y 1991, el romance de ambas celebridades fue portada de todas las revistas de farándula. Pero, las denuncias que llevan a Daddy a prisión son precisamente de esa época y se siembra la duda de cuanto podía conocer López de las actividades de su ex pareja, que hoy enfrenta cargos por extorsión, tráfico sexual y prostitución, en medio de un escándalo que incluye violaciones, chantaje, consumo y distribución de sustancias ilícitas, entre otras actividades.

Las investigaciones adelantadas por el FBI por el caso de Daddy Combs, sacaron a la luz un archivo en video con miles de horas que tienen al rapero como protagonista de escenas sexuales (individuales y grupales) con múltiples parejas, en distintos momentos, además de elementos que comprometen la vida pública de la celebridad.

Según Suge Nknigh, en su podcast, «Collect Calls with Suge Knight», Ben Affleck tuvo acceso a esos videos, los cuales, contenían información que involucraba a J.Lo en el sonado caso de un tiroteo en un club nocturno (1999). Afirma Knight que ese fue el catalizador de la ruptura entre ambos.

Este es un panorama desconocido para la actriz. Si bien en sus inicios luchó por el éxito, hoy parece pelear por su reputación y por reforzar las bases de su éxito, musical y empresarial, las cuales hoy son carcomidas por las dudas, la envidia y las malas decisiones