Simone Biles: la determinación hecha persona
– ¿Qué harás ahora?
– Vivir. ¿Es que acaso hay algo más apasionante que eso? Es mi nueva carrera de fondo.
Esto contestó Simone Biles a la revista ELLE en ocasión de una entrevista en 2022, un año antes de casarse y de retomar (en forma) su carrera gimnástica.
Ya era famosa apenas comenzando a competir, incluso, algunos expertos, al verla por primera vez, le aseguraban un puesto en la «élite» gimnástica mundial.
Cuando en los Juegos Olímpicos de Tokio gritó “no más” y no participó en 5 de las 6 finales alcanzadas en la justa, comenzó a escribir su verdadera historia.
Los hechos son conocidos, el estrés al que es sometido un ateta de alta competencia sumado al proceso de revelar un abuso sexual, le generó un cuadro de ansiedad que “bloqueó” sus capacidades y le hicieron sentir temor de competir. Desde entonces ha asistido a terapia, retomó el control de sus emociones y se dedicó a vivir y ser feliz.
En 2018 la atleta se unió a más de 300 mujeres en la acusación, por abuso sexual, al médico de la Asociación Gimnástica de los EEUU (USAG), Larry Nassar, el cual lo infligió, a muchas de ellas, siendo niñas. El caso tuvo repercusión mundial, incluso, se determinó que la USAG tuvo conocimiento de los hechos y lo ocultó, lo cual fue otro motivo de desencanto.
Simone Bleis, afirmó en 2021, que ha debido retirarse mucho antes de los gimnasios. Que el quiebre emocional lo condujo el hecho que, en 2016 se hicieron públicas las primeras acusaciones por abuso contra Larry Nassar. Entre ese momento y 2018, en el que se decidió a contar su historia, su estabilidad emocional se deterioró obligándola, 5 años después, a escoger por ella misma, por su espiritualidad y por su tranquilidad.
Hoy la atleta es un símbolo. Pero más allá de sus logros deportivos, que son inmensos, le agradecemos sus luchas por enfrentarse a un sistema que, como lo afirma, permitió que el abuso sucediera con ella y con, al menos, 300 mujeres más. Contra eso lucha a diario, en campañas de apoyo de grupos minoritarios que defienden sus derechos civiles.
Su historia nos habla del reencuentro con las emociones, con el origen de la espiritualidad y de las sensaciones que nos hacen humanos. Las sociedades contemporáneas están sometiendo a límites la estabilidad emocional. Simon Biles nos dice que, en cualquier momento, es necesario detenernos y colocar de primero a uno mismo, a la armonía y la paz interior.
Pero, al ser una figura pública, vive en medio de presiones por el juicio que la sociedad contemporánea emite a través de las redes sociales. Los mensajes, por más anónimos e individuales que sean, siempre llegan, y, en la mayoría de los casos, revelan poca empatía y comprensión de los procesos de cada quien.
Recién, en los Juegos Olímpicos de Paris 2024, su esposo, Jonathan Owens, publicó un mensaje ilustrado con una foto de ambos con él, luciendo en su cuello, la medalla de oro obtenida por Simone Biles. Esta gráfica causó una ola de comentarios negativos de la comunidad virtual. Al punto que la atleta tuvo que intervenir y afirmar:
“Lo más loco es que le puse mi medalla a cada uno de los miembros de mi familia y les tomé fotos. Así que nunca hagan suposiciones. Como si todos ustedes fueran tan miserables. Déjennos en paz”,
Hoy regresó sonriente a los juegos olímpicos desafiando, esta vez, a la naturaleza y, con 27 años, vuelve a triunfar, subiendo a lo más alto del podio consolidando, así, su historia.