Símbolos políticos para la juventud
La campaña por la presidencia venezolana es un campo inmenso para el trabajo comunicacional.
Más allá de la batalla estratégica del “poder” y la maquinaria electoral (que obviamente influye en los resultados), la imagen de los candidatos, la empatía, el agrado que sientan por ellos los electores, es la invitación o paso previo para ser favorecidos con el voto.
Un voto se traduce en un acto de confianza. En climas sociales, como el que actualmente atraviesa nuestra sociedad, el rechazo o el apoyo irrestricto a una tendencia no genera votos suficientes para el triunfo, hay que mover las emociones para: motivar la participación, incentivar el voto válido y convencer la decisión del voto hacia una u otra propuesta.
Los candidatos con el mayor favoritismo que hasta el momento se presentan en la contienda son Nicolás Maduro y Edmundo González Urrutia, cada uno con perfiles contrastados en lo físico, intelectual, carácter y pensamiento político. Pero afines en un objetivo: ganar el voto joven de los venezolanos.
La simbología es relevante en estos casos: colores, estilo de vestir, mítines, reuniones, tono discursivo, todo forma parte de una totalidad que hace que la idea se materialice en la mente de quienes perciben el mensaje.
Los candidatos deben compaginar los atributos visibles para la construcción del mensaje y luego verificar que esa construcción o idea se ha consolidado en la mente de la audiencia, en este caso votantes.
El uno
La campaña es un desafío para los dos candidatos con mayor favoritismo. El aspirante a la reelección ya no es el mismo de hace 12 años (62), y pesan sobre él los dos períodos de gestión de gobierno. En este sentido tomó medidas urgentes y previas al compromiso. Se sometió a un régimen de pérdida de peso que lo hace lucir más joven, vital y dinámico. Con la fuerza suficiente para enfrentar el futuro.
Su vestimenta es colorida, si bien no es juvenil, se muestra fresca, ligera y alegre. Es la norma en actos públicos y masivos. Mientras que en actos de Estado se muestra sobrio, con vestimenta muy formal.
Este candidato muestra en su campaña, códigos de piezas publicitarias y de mercadeo, diseñadas exclusivamente para este sector. Eventos, canciones, franelas, contenidos multimedia usando para la difusión todas las plataformas digitales disponibles.
Para reforzar el mensaje han buscado interlocutores válidos para el grupo, que, con su sola presencia, logren llegar con su mensaje a la juventud.
En lo discursivo la campaña mueve tonos y contenidos dependiendo del auditorio, pero centrados en el futuro, la experiencia y la promesa de cambio con garantía de paz, esperanza y bienestar económico y social.
Con el discurso el candidato Nicolás Maduro se enfrenta a todos los que llaman al cambio por la vía de la confrontación y, en contraposición, ofrece concertación y cambio desde el diálogo.
Estos elementos favorecen a toda la población, pero en especial a la juventud, ya que la promesa fundamental se asienta en valores esenciales para ellos como: futuro promisorio, cambio (desde el diálogo) paz, estabilidad, reconocimiento, crecimiento personal y económico.
El otro
Para el candidato Edmundo González Urrutia, la campaña también representa un reto, en principio por su edad (75 años) y, también, por las características de su personalidad. Por otra parte, las particularidades del liderazgo opositor hacen que el candidato se vea como un binomio cuya contraparte es María Corina Machado, quien le imprime características propias al discurso o narrativa impuesta para favorecer el voto.
La carrera profesional de González Urrutia estuvo ligada a la diplomacia, por lo que la imagen conservadora lo marca desde un primer contacto y lo aleja de la simpatía de los sectores populares, principalmente los jóvenes.
La impresión que a primera vista recibimos del candidato, es la de un adulto mayor bonachón, tanto así, que la cadena CNN tituló una entrevista: “Edmundo González Urrutia, un abuelo tranquilo y amante de los pájaros, se enfrenta al hombre fuerte de Venezuela, Maduro”.
La disrupción de la juventud no está presente en el candidato. Su vestimenta es tradicional y ajustada a su edad. Solo se ha visto en campaña usando atuendos ligeros en dos oportunidades. La primera de ella con una sudadera manga larga de la vinotinto y la segunda usando una chaqueta tipo regata, que cubría una franela con una alusión a «The Eras Tour», de Taylor Swift.
Todo ello en un claro simbolismo de entendimiento con los sectores más jóvenes del país.
Es difícil evaluar la campaña ya que desde los comandos han dicho que no están haciendo tal. Es decir, esta campaña no posee un eslogan definido, no tiene colores únicos o lineamientos gráficos. Podría decirse que es una anti-campaña.
En material electoral vemos que hay una diversidad de productos de propaganda dependiendo de la organización política que lo proponga, pero ninguno de ellos dirigidos especialmente a la juventud.
En lo inmediato se ofrece como idea la transición, sin embargo, como concepto o proceso, esto no está definido y se recibe como una interrogante sobre la cual hay que actuar por obligación. Como un acto de fe.
Es relevante que mientras Edmundo González Urrutia mantiene una línea discursiva conciliadora ante las acciones una vez alcanzada la presidencia de la república, su compañera de campaña, María Corina Machado, mantiene una línea discursiva más fuerte y de ruptura, quizás más ajustada al ideal de cambio inmediato que seduce a la juventud.
El mensaje central para los jóvenes es participar para cambiar el futuro que les pertenece y recuperar las oportunidades individuales, sociales y que, como nación, han negado y dilapidado los años de gobierno, primero con Chávez y ahora con Maduro.
En lo discursivo la propuesta Edmundo-María Corina Machado, propone el cambio radical de la forma de hacer gobierno. Construir un futuro a partir del cambio en la política. Sin cortapisas, sin negociación. La esperanza se encuentra en la transición política, la reconstrucción de lo social y el sacrificio que pudiera implicar perder paz y estabilidad, con la finalidad de alcanzar la meta.
Después del 28 de julio, al conocerse los resultados, podremos evaluar con claridad, cual campaña obtuvo mejores resultados.