*Pensamiento

El ego ha sido vencido.

El ego resulta, en las conversaciones cotidianas, el responsable de todos los males (y bienes) que padecen los individuos, sociedades, e incluso, cuerpos corporativos.

En la actualidad, es muy común escuchar y leer, este concepto, en redes sociales y, por supuesto, en las conversaciones (cara a cara) de personas de cualquier edad. Pareciera que el ego es la base de lo bueno y malo que nos sucede.

El boom ha llegado a ser tal, que se ha traslado al mundo empresarial y cada emprendimiento es analizado desde la perspectiva del ego, para determinar, incluso, el éxito en un mercado determinado: “no vuelvo más a ese sitio, el ego que se respira me abruma”.

Ni Sigmund Freud pudo prever tal magnitud de influencia, de uno de sus conceptos fundaméntales, en la vida cotidiana de las personas del siglo XXI, pero, ¿se parece el concepto freudiano del ego al que se maneja con tanta fluidez en las tertulias reales y virtuales?

El ego freudiano.

A grandes (grandísmos) rasgos resumiremos que Freud propone tres fuerzas que pugnan en la conciencia de los hombres y mujeres: el ello, el yo, y el superyó.

El ello:

“El Ello se mueve a partir del principio del placer inmediato, y por eso lucha por hacer que las pulsiones primarias rijan la conducta de la persona, independientemente de las consecuencias a medio o largo plazo que eso pueda conllevar. Por ello se suele considerar que el Ello es «la parte animal» o «instintiva» del ser humano.” https://psicologiaymente.com/

El yo:

“Esta instancia psíquica surgiría a partir de los dos años y, a diferencia del Ello, se regiría por el principio de la realidad. Eso significa que el Yo está más enfocado hacia el exterior, y nos lleva a pensar en las consecuencias prácticas de lo que hacemos y los problemas que puede generar una conducta demasiado desinhibida. Esto hace que se enfrente al Ello para aplacar las pulsiones que emanan de él, para lo cual utiliza los mecanismos de defensa.” https://psicologiaymente.com/

El superyó:

“El Superyó aparecería según Freud a partir de los 3 años de vida, y es consecuencia de la socialización (básicamente aprendida a través de los padres) y la interiorización de normas consensuadas socialmente. Es la instancia psíquica que vela por el cumplimiento de las reglas morales. Es por eso que el Superyó presiona para realizar grandes sacrificios y esfuerzos con tal de hacer que la personalidad de uno mismo se acerque lo máximo posible a la idea de la perfección y del bien.” https://psicologiaymente.com/

El yo es lo conocemos como el “ego” es la parte más racional de la conciencia, conoce de límites y de consecuencias de cada decisión.

En la vida cotidiana los sicoanalistas coinciden en que el “yo” es fundamental en la conformación de la autopercepción y la autoestima, dos procesos mentales fundamentales en la toma de decisiones y conductas de relacionamiento e interacción con nuestros congéneres.

En la medida en que el ego (yo) se impone en las decisiones de un individuo, el análisis de la realidad, tiende a tomar como centro el mismo individuo, poniendo sus intereses, creencias y motivaciones por encima o con preferencia al de sus compañeros. De allí los conceptos negativos de los ególatras, egoístas y egocéntricos.

Hoy es muy común escuchar ideas que se fundamentan en esos conceptos, por ejemplo:

Allí lo que hay es una guerra de egos.
Si los políticos dejaran el ego a un lado, todo sería diferente.
Si quieres tener éxito debes dejar el ego a un lado.
Si Juan no le baja dos al ego, tendremos que dejarlo hasta aquí.
El ego de mi jefe es tan alto, que no toma en cuenta ninguna de mis ideas.
Para cambiar hay que dejar a un lado el ego y abrirse a nuevas formas de hacer las cosas.
El problema en la casa es que mis padres tienen un ego muy elevado y no pueden ver que todo cambió.

El ego, pareces ser el centro de la polémica y la panacea para resolver los problemas cotidianos y los no tan cotidianos, ya que de su manejo depende el éxito personal y profesional.

Sin embargo, la idea del ego en Freud, es mucho más profunda y compleja que la banalidad con la que se viene manejando.

Las sociedades actuales tienden a ser maniqueístas (blanco o negro) sin matices en el abordaje de los asuntos, lo cual, no ayuda mucho a comprender el comportamiento individual y social.

Dicen los psicólogos que un ego equilibrado nos motiva a la creación, a la defensa de nuestros derechos (y los ajenos), a promover y apoyar ideas de igualdad y a generar suficiente confianza para trabajar por sí mismo o para otros.

Ello vs yo

Este es el planteamiento inicial de este asunto, el ello vs el yo. Choque de fuerzas instintivas (ello: gratificantes y placenteras) y racionales (yo: metas, logros, respeto al otro) que pugnan en nuestra mente de forma constante.

Por lo que se percibe en las RRSS, si atendemos éstos planteamiento, el ego tienen la pelea (en el debate público) perdida. El Ello ha logrado mantenerse de bajo perfil y apoderarse del control de la situación.

Hoy las decisiones o son gratificantes o no son. Los jóvenes no ven en el título universitario o en el trabajo constante una respuesta a su ambición, a su necesidad de trasformación y cambio, a su ego. Pero, son gratificados y satisfechos en su necesidad diaria de vanidad por desconocidos en Tik Tok, instagran o Facebook.

El ego, que nos invitaba a buscarnos un sueño: a prepararnos para movilizarnos socialmente (subir el estatus) o conseguir el negocio ideal, ese que va a mejorar la vida de toda la familia, ahora, poco se ve. Ha sido derrotado por el Ello que invita a vivir el hoy, con una búsqueda limitada (en su ambición) y particular (en lo individual) que tiene como máxima premisa satisfacer deseos y necesidades, sin sacrificio y dejando a un lado el ideal de trascendencia para incidir en lo colectivo y grupal. Con existir y satisfacer mis deseos individuales, íntimos y funcionales en estándares social virtual aceptados, damos por cumplido nuestro paso por la vida.

¿Será que el ello se impondrá como el regente de este siglo?