Racismo y Xenofobia: Mesut Özil destapa la olla con lo peor de nosotros
Entrado el siglo XXI creíamos que asuntos delicados de la moral universal quedarían execrados de nuestras vidas, pero muy a nuestro pesar, están allí vivitos y coleando. Basta que ocurra un evento de magnitud internacional para que afloren nuestros pensamientos más perversos.
El mundial de fútbol dejó el episodio de Mesut Özil y la Federación Alemana de Fútbol que culminó en la renuncia del futbolista a la selección. El jugador se retrató (en mayo) con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y se desataron los demonios. Özil de ascendencia turca, tuvo este gesto con el presidente del país de sus padres y sus ancestros, lo cual no cayó muy bien en poderosos sectores de la opinión pública alemana.
Desde la frenética lógica opinática de las redes hasta personajes de importancia teutona opinaron sobre el asunto. Todo se agravó con el modesto desempeño de la selección alemana en el mundial de Rusia y volvió la foto a la palestra pública. Insultos, vejámenes, dimes y diretes que llevaron al jugador a renunciar a la selección alemana, causando las más variadas reacciones.
Desde la de Karl Heinz Rummenigge, gloria del futbol y dirigente del Bayern de Múnich, quien considera el episodio un ejemplo de mal manejo de relaciones públicas de parte del jugador y de la Federación Alemana de Fútbol, hasta la de Uli Hoeness, presidente del club alemán, quien expresó: «Estoy contento de que haya terminado la pesadilla. Hace años que su juego es una basura. El último duelo que ganó fue antes del Mundial de 2014. Y ahora se escuda a él mismo y a su porquería de juego detrás de esta foto»
Detrás de estas opiniones (etapa previa a las acciones según los teóricos sociales) se enmascara el racismo y la xenofobia que hoy corre libre en la mente de buena parte de los seres humanos.
Las características de la calidad de vida que se tiene en los países desarrollados y quizás los avances en transporte, hace que muchas personas decidan marchar de sus lugares de origen para establecerse en sociedades que les brinden un mayor número de oportunidades para el desarrollo de su vida, y por qué no, de su descendencia.
Ahora bien, las sociedades de los países destino se resisten a la llegada de migrantes y responden desde el miedo con ofensas y persecuciones.
En políticos el asunto se torna cínico por aquello de lo políticamente correcto en las declaraciones que los funcionarios miden con exactitud antes de abrir la boca. Un ejemplo exagerado de esta tesis es la declaración ofrecida a principios de este año por el entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien afirmó que el mayor dolor de cabeza de su gobierno estaba constituido por los migrantes venezolanos. ¡Por favor! Colombia es el país con mayor número de desplazados en el mundo con una cifra superior a los 7 millones, de los cuales más de 6 se encuentran viviendo en Venezuela.
En la Comisión Quinta del Senado, donde se discuten los asuntos de recuperación de tierras, medio ambiente y minería —los temas por los que más luchan los indígenas—, no quedó ningún representante de estas comunidades, cuestión que evidentemente, le parece normal al ex-presidente Santos. Tampoco le preocupa, el control violento de las BACRIM en buena parte de las barriadas urbanas de Colombia, los resultados del índice de Gene. Más de 100 activistas políticos asesinados en lo que va de año y la gloria de ser el territorio con mayor producción de droga ilegal del mundo, todo esto parecen no quitarle el sueño al premio Nobel de la paz. Sus desvelos son otros.
La victoria francesa en el mundial de Rusia sacó a relucir los bajos instintos de algunos los franceses, quienes rechazaron abiertamente el triunfo de la selección por estar constituida por una mayoría de jugadores provenientes de África y de las colonias francesas del caribe. El presidente de Venezuela Nicolás Maduro llegó a insinuar que Francia debería darle las gracias a África por el triunfo. Denotando un matiz racista en el análisis.
Hoy cuando los venezolanos iniciamos un proceso inédito en nuestro comportamiento, somos aislados y en muchos casos, utilizados por políticos y genios de la opinión. Y es que el asombro en Latinoamérica es ese precisamente, nunca antes se había visto una migración de venezolanos a ninguna parte del mundo.
Las certezas que tenemos nos acercan al uso primario de nuestras emociones y actuar a la defensiva. Y éstas (las certezas) se afianzan en la crisis generalizada de los modelos de organización social, la producción, reproducción y reparto de la riqueza y, por supuesto de las condiciones laborales.
La industria mediática ofrece versiones idílicas de los países desarrollados y representaciones catastróficas de los países en desarrollo. Entonces, ¿no resulta natural que queramos marchar a esos paraísos y vivir una vida verdaderamente humana? De allí surge el debate respecto al problema de la migración o el derecho a la migración que tenemos todos los seres en nuestra condición de humanos.
Les dejamos, como siempre, algunos enlaces con mayor debate sobre este mismo tema y un video captado en el interior del metro de Madrid.
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Migración y racismo: una crisis europea: https://iberoamericasocial.com/migracion-racismo-crisiseuropa/
¿La problemática de la migración o el derecho a la migración?: https://www.parlamentomercosur.org/innovaportal/v/14405/1/parlasur/la-problematica-de-la-migracion-o-el-derecho-a-la-migracion.html
El problema de la migración y su impacto sobre la sostenibilidad y la economía: https://diarioresponsable.com/opinion/24664-el-problema-de-la-migracion-y-su-impacto-sobre-la-sostenibilidad-y-la-economia
Migración: un problema que se agudiza a nivel mundial: https://gestion.pe/economia/migracion-problema-agudiza-nivel-mundial-132249