El espíritu de los “Jabalíes Salvajes”
El rescate de los “Jabalíes Salvajes” ocurrido en días pasado de un sistema cavernoso tailandés nos deja varias enseñanzas de vida. Para los desprevenidos que no conocen la historia les podemos resumir que un grupo de 12 niños, integrantes de un equipo de fútbol y su entrenador, decidieron celebrar el cumpleaños de uno de sus integrantes con un paseo en bicicleta hasta la cueva Tham Luang ubicado en el sistema montañoso de Mae Sai cercano a la provincia norteña de Chiang Rai.
Dos de las características de Tailandia definen esta historia: su exuberante geografía, marcada por imponentes escenarios naturales y la concepción milenaria del papel del espíritu en la vida de los hombres.
La cueva es muy visitada por excursionistas y es un complejo laberinto de caminos y grutas que sirve de recreación a los lugareños. En él se internó el grupo sin presagiar que las lluvias convertirían su viaje en una experiencia de carácter internacional. Los niños y su entrenador llegaron hasta su entrada y dejaron allí, bolsos y bicicletas, ya que pensaban estar no más de una hora, total, ya la cueva era conocida porque allí acostumbran ir para la ceremonia de iniciación de los nuevos miembros del equipo que deben dejar sus nombres tallados en las paredes de piedra.
La tardanza preocupó a los padres y los llevó a revisar las redes de sus hijos y de allí hasta la entrada de la cueva. Ellos sabían, como todos en el pueblo, que en época de lluvia es peligroso entrar a la montaña. Allí encontraron las bicicletas y los bolsos. ¡Era inminente!, estaban atrapados. Las lluvias habían inundado la cueva impidiendo la salida del grupo que se había internado unos 4 kilómetros.
Los 12 niños y su entrenador fueron salvados dos semanas después, al final de una compleja y extraordinaria operación de rescate en la que perdió la vida un buzo y participó una interesante delegación internacional de talentos, en el que se incluye una venezolana, quien formó parte de un grupo de investigación que llevaba adelante una de las propuestas de salvamento.
El grupo logró sobrevivir con los pocos alimentos que llevaba, bebió del agua que bajaba por las paredes de la cueva y palió la oscuridad (recuerden que esta era total al estar internados 4 kilómetros en la montaña) con las linternas que llevaban para su expedición.
Las preocupaciones no eran pocas:
- No había luz
- Tenían pocas provisiones
- Había oxígeno, pero existía la posibilidad de su enrarecimiento
- El estado de salud y la fortaleza mental de los niños para enfrentar la salida del túnel, ya que para lograrlo tendrían que hacer un gran esfuerzo
- Y la inminente certeza de subida del nivel del agua en un tiempo determinado, el cual resultaba corto y angustiante para los rescatistas, y a su vez haría imposible el rescate.
Las operaciones implicaron el uso de bombas industriales para achicar el nivel del agua en la cueva, el uso de cuerdas guía para la travesía instaladas a lo largo del camino, así como botellas de oxígeno de auxilio colocados en sitios estratégicos. Y la conformación de un equipo de salvamento de cientos buzos expertos y médicos
Una de las mayores preocupaciones de los expertos que coordinaban el rescate era el estado de salud mental de los niños, ya que, una vez en contacto con ellos, la salida no era nada fácil, tomando en cuenta que si bien había tramos que se caminarían, buena parte del recorrido habría que hacerlo buceando en aguas completamente oscuras, con pasajes de apenas 40 centímetros de diámetro y con niños sin ninguna experiencia en buceo y mucho menos en estas circunstancias.
Sin embargo, el estado era inmejorable ya que el entrenador, un ex monje con experiencia en meditación, aprovechó para influir en los niños enseñándoles técnicas de relajación para respirar menos y mantenerse quietos y calmos y así, lograr altos niveles de concentración que los ayudaron a vencer el estrés propio de la circunstancia que vivían.
Varias cosas nos llaman la atención de esta experiencia que seguramente dará que hablar por muchos años. Y no tiene que ver con el resultado de la operación de rescate, ya que estamos seguros que aquí hubiéramos hecho lo propio y seguramente con un excelente resultado, de eso no hay duda, pero otras cosas llaman la atención:
En las afueras de la cueva se instaló una pequeña ciudad, con toldos de todo tipo en los que se ofrecía agua y comida, TODA GRATUITA, para los cientos de trabajadores, periodistas, familiares, amigos y voluntarios incorporados en las labores de rescate.
Para nosotros en Venezuela es impensable este paseo, debido a todas las consideraciones respecto a la violencia en la cual vivimos. La sola idea de niños o incluso adultos paseando por parajes solitarios nos lleva a pensamientos inseguros. Bien sea en nuestra ciudad o en el sitio más alejado de la urbanidad. Sencillamente no nos sentimos seguros en ninguna parte.
Eso definitivamente debemos superarlo. Debemos ir hacia un tipo de sociedad en la que la fraternidad nos permita disfrutar de paisajes naturales y urbanos, que tenemos bastantes, con tranquilidad, sin temores. Piensen nada más que si algún ladrón se hubiera llevado las bicicletas de los niños y sus morrales dejados en la entrada de la cueva ¿Cuando los hubiéramos conseguido? Seguramente tiempo después cuando ya el desenlace sería distinto.
Los pocas provisiones que tenían fueron compartidas de tal manera que les alcanzaron para sobrevivir los primeros 9 días antes de ser conseguidos por los buzos. Un ejemplo más de la identificación como grupo y la fuerza del pensamiento colectivo sobre el individual y, por último, la importancia de cultivar cuerpo, alma y mente para superar los obstáculos.
La fuerza de espíritu de este grupo fue tal que logró, utilizando piedras como herramientas, excavar una cueva o gruta de 5 metros para refugiarse allí y mantenerse calientes y unidos, cercanos unos a otros. Dándose apoyo y seguridad. Recuerden que la mayor parte del tiempo estaban a oscuras y solo encendían las linternas en ocasiones especiales.
Visión de conjunto, disciplina, fortaleza física y espiritual parecen las claves de esta historia que nos dejan 12 adolescentes y su entrenador de apenas 25 años, de la cual se tiene mucho que aprender.
Difundimos estas infografías producidas por la BBC y un enlace a ese portal con más información sobre el tema, por si les interesa.
Para mas información y un recuento detallado del rescate consulte: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-44832488